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Hay veces que pienso en ti – 4/2/2016 – Henry J. White

Hay veces que pienso en ti – 4/2/2016 – Henry J. White

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Hay veces que no puedo dormir,
y comienzo a pensar en ti,
y dibujo versos en mi mente,
versos que no escribo,
y en la noche se desvanecen.

Hay veces que pienso en ti,
recuerdo por que decidí no acercarme a ti.
Y en la oscuridad de la noche,
el viento me susurra que te perdí.

Apareces entre sueños,
vestida de rojo satén
en mis versos mas oscuros,
y en los seductores también.

Hay veces que pienso en ti,
y me pregunto, si no
me equivoque contigo también.

Y dejo que mis labios recorran tu piel,
y callado intento dormir,
mientras susurras a mi oído
que no hay mañana sin fin.

Y entonces vuelvo a pensar en ti.

Y sueño con esos ojitos tuyos,
que me buscan en la noche gris.
Y llenos de curiosidad me preguntan,
si algún día iré a por ti.

Solo entonces hay veces,
que eres tu, la que piensa en mi.

Y caigo rendido y duermo
en el mas dulce cautiverio.
de esa dulce sonrisa, y esos labios carmesí,
que funden en tu cuerpo, junto al ultimo verso
el mayor misterio que jamas conocí.

Untildawn – 7.7.2015 – Henry J. White

Untildawn – 7.7.2015 – Henry J. White

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Déjame susurrarte al oído,
cuanto tiempo hemos perdido.
Yo curioso, y tu misterio.

Déjame llevarte al olvido.
Donde cada sueño es vivido.
Tu reina, yo eterno plebeyo.

Déjame que la caricia recorra tu cuello
y que esta se convierta en el sello.
Tu el agua, yo siempre fuego.

Déjame ser el carmín de tu labio,
y ser de tu misterio, sabio.
Yo la calma, tu mi alma.

Déjame sentir,
aquello que tus ojos negros quieren decir.
Yo quien sueña, tu quien se convirtió en ….

Así pues déjame que escriba sobre tu piel,
versos repletos de miel,
Por que yo seré la noche,
pero tu siempre seras para mi, el amanecer.

Y seguiré soñando hasta el amanecer.

Antes Dudaba, ahora no se – 5.7.15 – Henry J. White

Antes Dudaba, ahora no se – 5.7.15 – Henry J. White

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Tu querías una poesía,
cincelada con amor y caricia,
yo te propuse un sueño
en el lago del retiro, en su orilla.

Yo quería esa piruleta,
dulce y rebelde, como tu alma,
mas misteriosa que inquieta.

Una sonrisa es lo que obtuve
que hizo cambiar mi meta.
Ya no quiero piruleta, -dije-
mientras en un puño, tu corazón sostuve.

Volverme loco juntando
minutos y segundos.
mandar a paseo al sueño
quedarme contigo hablando.

Desvencijar del reloj sus manillas,
para no darme cuenta
que la noche se convirtió en día,
y tu misterio se hizo en mi, semilla.

Temer al destino fiero.
y a mi instinto guerrero,
saber de antemano,
que me harás mas daño, del que quiero.

Siempre he querido, ver el puzzle,
sin tener todas las piezas.
Y con ello solo ocurre,
que conviertes la nobleza en tristeza.

Y querer seguir caminando,
a pesar de la certeza
de que tu locura y belleza
me seguirán descolocando.

No habrá noche sin día,
ni versos sin rima,
ni espacio en tu cuerpo
que no besaría.

Con mis labios,
salidos de un tintero.
Y de tus sueños sabios
resurgiré puro y lisonjero


No Terminada.

Paciencia – 21.6.15 – Henry J. White

Paciencia – 21.6.15 – Henry J. White

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No quiero hacer una poesía
vana y sin sentido.
Sino aquella que me lleve
de mis versos a tu oído.

Que mis letras
se conviertan en suspiro,
y en tus sueños se libre
nuestro idilio.

Que fiscal sea testigo,
la serie una escena de un libro,
y que tu seas,
de mi, el destino.

Puedo escribir versos de dolor, miedo y tormento.
También de risas, de sueños y enamoramientos.
Pero eso, no es lo que ahora quiero.

Pues la belleza de tu misterio,
requiere de un tintero genio.
Y por ende mayor tiempo,
para escribirlo con gran ingenio.

No desesperes, dulce Cake,
pues toda gran obra,
necesita de un gran esfuerzo.

Y para ello yo requiero
de mis mejores versos
y tus mas profundos sueños.

Una sonrisa y dos mil besos.
Sellan este acuerdo.
Para que seas musa
de mi eterno tintero.

Deja que la noche sea oscura,
que mis palabras se entrelacen
para confeccionar tu mayor cura.

Amor eterno, heredero de tu cuello,
de tu labios en verano y en invierno

Deja que la noche siga oscura,
hasta que amanezca y entonces
solo, simplemente, todo ocurra.

El Masaje – 21.09.14 – Henry J. White

El Masaje – 21.09.14 – Henry J. White

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Suspire unas palabras, mientras asentías.
Mis manos se dejan caer por tu cabeza,
mientras se deslizan por tu cuello
provocando una reaccion estatica
sobre tu piel, y asi continuan
estas por tus hombros,
afianzandolos contra la camilla
poco a poco, suave, despacio.

Y zigzaguean por el
omoplato, descendiendo hasta tus caderas,
mis pulgares presionan en forma
circular tu region lumbar, y deslizo mis manos
desde la cadera al cuello, arriba y abajo
despacio, suave, y con firmeza, por tu columna,
parando con delicadeza en el cuello,
y masajeando la base de este con mis pulgares,
de igual manera que en la region lumbar.

Y asi desciendo mas alla de la cadera,
entonces tu cuerpo se inquieta,
se palpa que estas intranquilla,
y me acerco al oido:
-tranquila, solo es un masaje,
no hare nada que no quieras-
susurro con delicadeza.

Tus musculos se desploman, y te embriaga
nueavmente el relax, mis manos se convierten
una vez mas en una extensión de tu cuerpo,
y seducen con tiento el camino de tus muslos,
hasta las rodillas, firmes, pero descansados,
mis dedos recorren serpenteantes tu cálida piel,
suaves por el aceite de coco, que heche sobre ti.

Despacio bordean las rodillas, y el punto de inflexión
de estas, para acariciar con la mayor delicadeza,
pero sabiendose firmes tus gemelos,
subiendo desde el talon hasta arriba
presionando con la yema de los dedos.

Cuando parece que esta terminado,
tu cuerpo enteramente relajado
deja escapar un suspiro de tus labios,
y recorro con ambas manos,
con el índice y el corazón, cada centímetro
de tu cuerpo, de abajo a arriba,
hasta detenerme en tus hombros.

Entonces caen, símiles e idénticos
por el camino de tus brazos, hasta las manos,
hasta tus dedos, y comienzo con ellos
el masaje, suave, lento, sosegado,
me deslizo a la palma, y asi accedo
hasta tus muñecas, escucho el bombeo de la sangre
por ellas, calmado, tranquilo, sin miedo,
y con ambas manos, recorro tu brazo, tu antebrazo,
primero uno, y luego el otro brazo.

De vuelta , el índice y corazón se despliegan,
y comienzan a recorrer nuevamente el camino andado
y se detienen esta vez en la parte alta del cuello,
y masajean mis pulgares, siempre en circulos, el centro de este,
la base con la cabeza, mientras mis manos,
se deslizan tiernas entre tu pelo,
y suspiro aire calido, despacio, con cariño, sin sentido
sobre la base de tu cuello, y mis manos recorren tu cabeza
hasta acariciarte la sien, y dejarte casi rendida,
al sueño.

Y te susurro, ahora si, esta terminado, Sweet.
a lo que escucho – Un poquito mas, ¿si? – ….


Poesía Contemporánea I