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Mi Guardia – 5.3.17 – Henry J. White

Mi Guardia – 5.3.17 – Henry J. White


Cuando los almendros florecen
y las calles de Madrid se iluminan,
cuando los hijos de Lorenzo peregrinan
hasta tu cuerpo, dulce y suave
donde comparecen].

Es entonces cuando la ciudad despierta, rinde pleitesía,
Y un humilde igual, no sacerdote, ni rey, ni caballero.
siquiera un villano, un político o un carcelero.
en la loma de tu espalda, protector reivindicaría:

Una caricia tierna de tus manos,
un sinfín de suspiros y abrazos.

Una mirada encontrada,
azarosa y [al mismo tiempo] predestinada.

Un cómplice susurro de mis latidos a tu oído.
Mantenido por el Do de Caecius en su silbido.

Cuando los almendros florecen
y las calles de Madrid se oscurecen,
cuando las hijas de Selene
brillan en lo alto, y te adormeces.

Es entonces cuando la ciudad dormida, sucumbe vencida,
en cada uno de tus sueños, de tus miedos y de tus alegrías,
Y mi yo mas eterno, te cuida bienvenida, y te guía en la vida.
Y en el etéreo firmamento, te miro y suplico:

Duerme sin miedo, duerme tranquila
Mi guardia aun no termina.

Sueña con el viento, sueña con la vida
pero no dejes de soñar, por que te perdería.

Mañana sera un nuevo día.
[De ti me enamoraría].

Nuestra vigilia – 2.5.2015 – Henry J. White

Nuestra vigilia – 2.5.2015 – Henry J. White

imasges

Besarte como nadie lo ha hecho,
abrazarte como si se fuera la vida con ello.
Cuidarte mas allá de los sueños.
O amarte como nunca de un príncipe soñaste.

Hablar de las noches que se escaparon corriendo,
de los días frugales que se escabulleron en mis dedos.
De los sueños inconclusos que deje en mi tintero.
De tus labios de fuego y tus ojos de misterio.

Reír contigo por Madrid, en cada recoveco.
Llorar recordando los malos momentos.
Tumbarnos sobre el césped recién cortado,
o incluso regañando por ver quien es de la razón dueño.

De Skypes nocturnos hasta el amanecer y Whatsapps interminables.
De retiros primaverales y veranos inolvidables.
De versos escritos y amores inimaginables.
de sueños conjuntos que son conquistables.

De ser quien coloreo mi tintero, quien desdibujo mi tormento
de ser el único que en tus ojos siente miedo y misterio.
De ser los sueños que inundan mis pensamientos.
De ser quien ve, puro amor bajo tu cuerpo.
De ser el tiempo equivocado de tus besos.

De sentirme vivo y solo, al tiempo que temo
haber perdido toda mi objetividad, entrelazado a tu pelo.
Sentirme cohibido por querer de tus manos el fruto prohibido.
Escribir sobre tu piel, mientras susurro a tu cuello.

Y sentir a lo lejos, cabalgando con premura,
mi descascarillada y endeble armadura.
Batiéndose a duelo,
con tu inocencia y fresca dulzura.

De ser quien soy, viento y fuego
encariñado de quien podría sin esfuerzo,
exiliar de por vida a mi alma de su tenue y duro armazón.
Apagando con una caricia la ultima llama encendida de mi corazón.

Esta noche solo escribiré algo triste y algo bonito.
Algo complejo pero sencillo.
Partes de mi día a día, de noches perdidas, de noches queridas.
Y sueños que son solo eso. Simples sueños.
Esperando ser pesadillas o convertirse en ciertos.

Solo poesía.
Un único misterio entre lineas,
de mi eterna poesía, conciliada en esta vigilia.

Sueñas – 31.3.14 – Henry J. White

Sueñas – 31.3.14 – Henry J. White

nastol.com.ua-1042

Suya como la noche lo es de la luna,
como el verde muerdago lo es de asturias,
como estas palabras que son tuyas.

Sueñas con la algarabía del Rio Sella,
con la quietud de un cielo azabache y la estrella.
Una unica luz ciega,
la mirada misteriosa de ella.

Transformando el viento en brisa,
el suspiro en caricia,
el susurro en eterna poesia.

Sueñas que no existe despertar,
que en un lienzo
hasta su voz eres capaz de plasmar.

Sueñas que el jardín es Asturias,
Madrid el sueño,
el camino los versos,
su amor sin dueño.

Duermes eterno. Sin miedo, ni preso.
Expreso en un sueño,
la definicion pura de un beso.

Madrid sin Luna – 11.4.2012 – Henry J. White

Madrid sin Luna – 11.4.2012 – Henry J. White


Silencio bajo las palabras,
sueños desvanecidos entre las lápidas.
La Almudena descansa tranquila,
yacen sobre ella, cortas y largas vidas.

Mientras en las esquinas de mis pensamientos
una verdad herida, el recuerdo de una vida perdida.
Deambulo entre callejones de la Capital dormida.
Fría y dura noche de Madrid, sin Luna, ni guía.

Llora en las alturas tinta,
negra, como este cielo sin estrellas,
negra, como la noche sin su dia,
pero aun mas negra, como estos versos sin tu compañia.

Tinta etérea la que se derrama en el Manzanares,
a lo largo de sus bastas orillas,
y recorre de vuelta el camino a mis mejillas.

Triste en la noche, el viento silba
ante el imponente Palacio de Oriente,
y callejea, sin meta ni fin
por el Madrid de los Austrias.

Triste se esconde en el Cerro de los Locos,
busca y vuelve a buscar,
desde lo alto de su explanada
a la Luna, en ese infinito y negro mar.

Y llora, por que se ha ido,
porque la ha dejado marchar,
Y tiembla, por que no quiere dejar de verla,
ni perder los versos que la llevarón a ella.

Y entonces corre raudo como lo que es,
Viento en la agitada gran ciudad.
Y se detiene, hincando las rodillas, en la fría arena,
ante la estatua del último Angel que cayo al mundo.

Y Maldice su Reino.

No tendrás mi Alma, ni hoy, ni mañana,
porque mi Alma, la protege la Luna.
No tendrás mis versos, ni mis palabras, ni mis sueños,
pues yo soy, el último Angel que a ella protejo.


Fotografía tomada por Valentin Siguenza