Etiqueta: 2005

Cautivo – Henry J. White – 10.11.05

Cautivo – Henry J. White – 10.11.05

Cautivo de tus besos,
de tus palabras,
de mis sueños.

Cautivo del mar,
de la noche,
del viento.

De tu alma soy preso,
de tu cabello,
de tu voz.

Cautivo del dolor,
del deseo,
de tu amor.

Liberame de mi prisión,
Liberame de mi dolor.

Haz de tu corazón,
La más dulce y cálida prisión.


Alfa y Omega (AIZ)


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #110
Poesía: #59

Mi Luna, Mi Noche – Henry J. White – 10.11.05

Mi Luna, Mi Noche – Henry J. White – 10.11.05

Brilla sol, brilla,
es la noche tu dolor
es la luna tu corazón,.

Decidme estrellas, decidme,
si no fuisteis
visionarias de ese amor.

Quiso el sol, ser la noche
la luna, el día,
el eclipse, tu vida.

Dime azucena,
¡Cuan bella es
la luna llena!


Alfa y Omega (AIZ)


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #111
Poesía: #60

Hechizo – 1.11.05 – Henry J. White

Hechizo – 1.11.05 – Henry J. White

Siento mi cuerpo flotar,
cuando de tu voz
se entremezcla
en mi pensamiento.

Siento mi cuerpo volar,
cuando escucho
entre suspiros
tu sentimiento.

Se que te quiero
y no quiero dejar de hacerlo.

Se que tu mirada
se pierde en el firmamento,
esperando verme llegar
en cualquier momento.

Noto cálido tu cuerpo
antes de abrazarlo,
noto suave tu pelo,
cuando voy a acariciarlo.

Me siento hechizado,
de tus labios
y tus besos.

Mi alma, cada dia susurra
que nuestro amor y deseo
haga que todo esto ocurra.

Soy capaz de dejarlo todo
por estar cerca de ti.
Cerca de ti,
me siento orgulloso,
me siento feliz.

Quiero sentirte mía, y ser tuyo
anhelo poder verte,
y decir que mi corazón es tuyo.


Para Anna C.M. | Te quiero Anna.
Alfa y Omega (AIZ)


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #109
Poesía: #58

Baby Hada – Henry J. White – 25.10.05

Baby Hada – Henry J. White – 25.10.05

Quisiese poder decir te quiero,
poder decir te adoro,
[ … decir que me quedo.

Saber que no te miento,
a tu lado quiero estar.
Ver brillar el sentimiento,
saber que no te veré marchar.

Decir al mundo:
– ¡Me he vuelto a enamorar! –
Por tu sonrisa,
tu belleza,
tu bondad.

Y es que unas palabras,
que de tus labios se escurrieron,
me escucharon y dijeron:
– Se fuerte como el roble,
se ágil como el viento,
que yo estaré contigo
en el peor momento –

Pero yo vivo en las nubes,
tu vives en el mar,
tan lejos uno del otro
como pudiésemos esperar.

Y es que yo no entiendo,
por que me he de enamorar.
De una chica que me dice
siempre podrás volar …

Yo deseo verte,
tu quieres conocerme.
Quedemos allí al fondo.
Entre al álamo y el nogal
pues son fuertes y sensibles,
al amor otoñal.

Déjame seducirte,
abriré mi corazón,
así podré decirte:

– Que te amo sin razón –


Para Anna C.M.
Para todos los que amaron sin razón, que se enamoraron, y enterraron su corazón.
Por las distancias, y el antiguo dolor.

Alfa y Omega (AIZ)


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #108
Poesía: #57

Gracias – Herny J. White – 18.4.05

Gracias – Herny J. White – 18.4.05

Una luz desbocada
vi por primera vez,
haya fue por el ochenta y tres
cuando mi corazón broto de amor.

Deslumbrado por la vida,
que ante mí poco a poco se abría.
Me aconsejaste en el sendero
repleto de luceros y jazmines.

Aun recuerdo aquellos días,
en que tus brazos se fundían
entre mi pecho y
mis jóvenes días.

Aquellos retazos de amor,
con los que pude guiar mi corazón.
Más de una vez limpiaste las lágrimas,
que recorrieron mis blanquecinas mejillas,
esperando ver en mi cara,
que volviese ante ti una ‘sonrisilla’.

Gracias Mamá,
por haberme enseñado a amar,
respetar y de los míos siempre cuidar.
Mil besos envió siempre a la luna,
mezclados con ilusión y amor,
y un indescriptible aroma de lavanda.

Unos versos llenos de color,
del color de las sandías, y las fresas.
del color de nuestro amor.

Un beso de tu pequeño,
que aunque crezca
siempre sabrás que te quiero.


A mi madre


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #103
Poesía: #55

Nao – 14.3.2005 – Henry J. White

Nao – 14.3.2005 – Henry J. White

Si lo que buscas es valor,
no temas en hablar.
Busca en tu interior,
pero antes te debes asegurar.

Para no hacer daño al corazón,
el amor es triste y dulce,
mas no lo entiende la razón.

Deja que el destino
te guíe por el camino,
pues solo el sabe
cuando el amor vino.

Si él no supo entenderte,
ten presente que otros chicos
tu corazón han de encenderte.

Será el dolor,
será el amor.
Quien nos guíe
juntos a los dos.


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #102
Poesía: #54

Sueña, Anhela – Henry J. White – 2.3.2005

Sueña, Anhela – Henry J. White – 2.3.2005

Viniste por ver tus sueños,
dulces sueños.

La vida te brindo
un camino sin dolor,
mas no supiste
defender tu honor.

Déjaste que lloviera
dentro de tu corazón,
por verle colgado
de otro amor.

Pide lo que das,
mas da lo que no pide.
Por que en este camino
el que no da, nunca recibe.

Sé sincera y leal,
como tu palabra,
o como tu bondad.

No dejes que se marchite,
tu alma sin amar.
Que su vida
(él) a ti te clamara.

Mas no fingas lo que no eres,
se fiel a tu piel.
Tu sabes que el a ti te quiere.

Susurrale al oido,
cuando crea que
vuestra amistad a caido

Sueña con lo que deseas.

Anhela el momento,
pues el momento decide,
cuando el sueño ya no es sueño
y … es real.
Como tu amor por él, Leal.


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #101
Poesía: #53

Hoy – 1.3.2005 – Henry J. White

Hoy – 1.3.2005 – Henry J. White

Hoy estaba esperando.
Te esperaba,
allí, donde nunca me verás,
donde nunca me viste,
te esperaba.

Hoy me siento débil,
la sangre brotó de mi corazón.
Hoy he recordado
como amaba,
cuanto te he llorado.

Hoy estaba esperando,
cuanto te he deseado.
Soñando despierto
te esperaba,
tras mi oscura realidad.

Hoy no he soportado
saber que te perdí,
recordar nuestro amor.
Hoy he pensado
que no pudo haber acabado.


Versos Oscuros de Itziar


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #99
Poesía: #51

Yo, Solo puedo ayudar – 1.03.05 – Henry J. White

Yo, Solo puedo ayudar – 1.03.05 – Henry J. White

La brisa ha motivado
el por que de esta situación.
Se que de ti no estoy enamorado
pero hoy por hoy,
te escribo esta canción.

Un roble me dictó
las letras que han de sonar,
desde dentro
de tu corazón.

Yo, solo puedo ayudar.
Tú, tú me debes escuchar,
déjate llevar orilla abajo.

No le dejes que
haga de tu vida,
un alma perdida.

Lucha por él
pero recuerda,
el sabor de la miel.

Bajaste de lo cielos,
no te dejes
llevar por los celos.

Tu sabes que le quieres,
aunque no sepa
que a veces te hiere.

Yo, solo puedo ayudar.
Tú, tú me debes escuchar,
déjate llevar orilla abajo.

Piensa que todo
es mas fácil,
si te rindes de ese modo.

Lucha, que solo hay una vida.
No pienses mas en él,
no sabe que te ha dejado abatida.

Déjale perderse.
No ves que te miente,
huye a esconderse.

Vive, pues quedamos
muchos y mejores.
Sufre, mas no llores.

Yo, solo puedo ayudar.
Tú, tú me debes escuchar,
déjate llevar orilla abajo.


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #100
Poesía: #52

Versos Oscuros – 25.02.2005 – Henry J. White

Versos Oscuros – 25.02.2005 – Henry J. White

Voy a escribir los versos mas oscuros.

Hace días que mi vida se escapo.
Vague sin rumbo meses,
Juré no descender el cauce del Niágara,
Juré no caer en en el abismo.
Ya no puedo controlarme a mi mismo,
Un mar de sollozos.

Quisiera entender el porque de mi locura,
Pues ya no se, que es la cordura.
Mis ojos ya no ríen,
mis labios jamas sonríen.

El viento sopló con fuerza,
mi vida cambio por la rareza,
mas no supe discernir,
entre vivir o morir,
el fuego encendió mis ojos.

Mi cuerpo se fundió en un mar de sollozos,
juré no descender por el Niágara,
pero hoy mi cuerpo ha sido derrotado,
y unos chiquillos lo encontraron…
a orillas del río.

Dijeron sabios curanderos,
que mi cuerpo estaba muerto,
mas aun no entendieron,
como ardía aun mi alma.

Vague por el aire, año tras año,
buscando mi destino añorado,
y hable con los arboles
y con las aves.

Mas aun las flores no supieron ayudarme,
pero un triste sauce quiso guiarme:
– Sigue el sendero verde, y al final, verás el por que no debes huir. –
Asentí cabizbajo – ¿Como es que tu has decidido hablarme francamente? –

Caminé sin parar durante días,
mas no vi aquel sendero,
y entonces, divisé un camino viejo,
por el cual no quise adentrarme.

Mas un ave me susurro – No temas lo que no puedes controlar, es el camino a … –
con miedo intente entrar, de pronto el sol oscureció,
lo blanco se hizo negro,
lo vivo parecía muerto,
y mi alma se encerraba entre si.

El dolor recorría mi etéreo cuerpo,
no veía mas de dos pasos,
y todo resultaba aterrador.
Mire atrás, y no pude divisar el camino,
y pensé para adentro.

– Otra vez me he vuelto a equivocar. –

Pero, ya era incapaz de regresar,
mis pies se movían por si solos.
Mi alma descendía el camino,
hasta que llegue a un pequeño abismo,
profundo, oscuro,
[terror es una palabra
que tendría un significado bonito en aquel lugar. ]

No comprendía aquello, el porque me ocurría a mí,
que había hecho yo. Siempre intente
ser bueno con los míos,
con mis amigos, mi familia,
incluido aquellos que jamas me comprendieron,
o mis enemigos.

Nunca hacia mal a nadie,
pero estaba allí,
en un foso negro y oscuro.
No era como el infierno,
que en cierta medida dentro de lo terrible,
se divisaban colores vivos…

Allí lo único que reinaba vivo
eran las llamas,
nunca cesantes de consumir y consumir almas ingratas.

Aquello era tenebroso, no existía definición clara
para describir tal humillante lugar,
de vez en cuando algún animal acechaba entre las piedras,
me espiaban, comentaban, no les veía, pero sabia que estaban ahí.

Por momentos el abismo crecía,
e intuía como me llamaba, me incitaba.

El quería que lo atravesara,
que cayese en el,
que dejase atrás todo.
Pero como saldría luego de allí.
¿Quién vendría a por mi?
Nadie.

– … Ella vendrá … –

Escuche tras de mi,
el temor tomo el control de mi cuerpo,
¿Quien habló, quién?

– … No te preocupes por el que vendrá después, arrójate ahora, no tengas miedo … –


Versos Oscuros de Itziar


Corregida: 3 de Enero del 2017
Texto: #88
Poesía: #43

Una Triste Historia – Henry J. White – 13.1.2005

Una Triste Historia – Henry J. White – 13.1.2005

Voy a contar una historia,
de un joven chico,
que perdió su vida,
pues no hizo mas
que hace un perro con su hocico.

Fue buscando sin hallar,
el rastro de tu amar.
Prisionero,
como las olas lo son del mar.

Buscó un refugio,
entre cipreses perdidos,
encallo su corazón
en un puerto hundido.

Mas no levo nunca anclas,
y ‘hallose’ siempre dolido.
Fuerte como un roble,
mantuvo y no miento,
siempre su sentimiento.

Jamás encontró lo que busco,
murió de pena,
que muerte tan amena.
Su cuerpo quedo aquí,
mas su alma se escapó.

Aun se oye
entre las noches lluviosas,
como cuentan las Diosas
una historia de amor,
sin besos, princesas, ni rosas.


92 Días Después El Que No Quiere Recordar Es Por Que No Quiere Olvidar – Free from desire
Versos Oscuros de Itziar


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #98
Poesía: #50

Principe de la Noche – Henry J. White – 2oo5

Principe de la Noche – Henry J. White – 2oo5

….Era una noche de verano cálida, muy cálida, allí estaba ella, sola, soñando, dormida, arropada tan solo por su camisón rojo, con la ventana entreabierta mientras la noche mecía entre las estrellas y la luna un silbante soplo de aire fresco, húmedo, cargado de amor y lujuria. La habitación estaba oscura, débil, templada ante la noche, apenas un resquicio de luz se colaba tímidamente con la ayuda de la luna. Un silbido, y luego otro más fuerte,
los arboles acompasaban al viento con su ramaje, de pronto en un mísero instante, un inconcebible segundo de silencio absoluto cubrió la casa, el valle, el cielo… El tiempo se detenía al mismo momento en que una estrella fugaz viajaba lenta pero velozmente aquel misterioso y estrellado cielo, inmensamente, oscuro, espectralmente negro, eternamente azabache.

Ella sintió un escalofrío que recorría electrizantemente todo su esbelto cuerpo, su pelo ondeaba rápidamente entre sus sabanas, entre su almohada, mientras aquella figura, príncipe de la noche, rey del silencio, soplaba con inmensa delicadeza sobre su virgen y desnudo cuello, se podía notar en el aire aquel palpitar, pum…pum…pum…, la sangre deslizándose suavemente por su yugular, un palpitar sosegado, excesivamente calmado, pum … … pum … … pum … …, provocando en aquel espectro, en aquel saltante nocturno, el profundo deseo, una indescriptible pasión, y un incontrolable impulso…

Beso con extrema delicadeza aquella zona, que por momentos fluía cálida, y denotaba un suave color rojo, allí donde los eternos labios de aquel ser se plasmaban en su joven cuello. Alzo el cuello entre sus brazos, sus colmillos destellaron en la habitación al instante en el que mordió con desenfreno, lujuria y pasión…

Se apartó al tiempo en que ella levantaba la mirada, salía de su ensoñación, y en el mismo instante en que cruzaban las miradas, él penetró en su cuerpo, atravesando su puros y verdosos ojos, que rojos de fuego, convertirían su cuerpo en una llama de pasión, inundada por el único e irrefrenable deseo de beber la sangre de aquel maestro del amor…

Ella asíaba con firmeza su cuello, mientras él, como hechizado por la belleza de la joven, mordía su muñeca para darle ansiosamente su eterno corazón. Se alzaron ambos. Él, cubiertos sus labios de la noble sangre de la dama, y ella con sus labios, vertidos del más puro calor
del amor, de una sangre de fuego, una sangre enteramente de pasión.

Mientras un bello clamor, alzaban sus miradas a una nueva dimensión…

….shhh, shhhh, shhhhh… el viento siguió con su tintineante silbido, al compás con el bosque de aquel valle, aquella habitación seguía oscura, apenas con aquel rayo de luz que se colaba ahora precipitadamente, sin encontrar ni un solo rastro de aquel ente, ni de la sangre vertida sobre aquellas celestiales sabanas.. Ni de aquella dama, que desapareció, en ese mísero instante en que el cometa cruzó…


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #112
Escritos: #16

Paraíso – Henry J. White – 2005

Paraíso – Henry J. White – 2005

Quise nacer bajo la piel de un pájaro,
deslizarme como una alegre salamandra, por el agua.

Atisbe una luz grandiosa y celestial.
Inundado por colores vivos,
respirando una frescura inexplicable,
alentado por una armonía celeste.

Vi a aquella mujer imposible de describir,
rodeada por un halo,
allí quede cegado.

Espere tranquilo a que se comunicara,
mas fue impredecible al tiempo,
fuera del concebido espacio,
al fin dejo caer
tímidamente su mano.

Llevándome a un lugar.
Aquel que todo el mundo,
toma como su propio hogar.

Hermoso y bello
saturado de vida.
En el que reinaba el amor,
y no la maldita desidia.
Allí donde fui,
jamás nadie pudo concebir.

Quisiera poder relatarles,
detallarles aquel lugar,
mas no abría palabra humana
para poder expresar.

No había ruido,
mas no existía el silencio.
No escuchaba,
y a al vez oía todo.

Ella bailaba,
cantaba,
danzaba y caminaba
a mí alrededor.

Sus dorados
mechones rizados,
descendían tiernamente
sobre su dulce y esculpido cuerpo.
Suave,
liso,
perfecto.

Era algo natural,
¡No!, era sobrenatural,
algo divino.
Mas allá de lo concebido como divino,
superaba el mundo de las ideas.

Allí estábamos los dos,
sobre una gigantesca
alfombra verde clara,
por la que se descubría
un trayecto enorme celeste.

El brotar de un manantial
se escuchaba lejos,
y al momento parecía
estar junto a nosotros.
Chispeaban las gotas
tal cual resbalaban por las rocas.

Todo aquello era tan sublime,
el píar de los pájaros,
algunos ruiseñores volaban
mientras otros
solos o acompañados,
cantaban al son del sol.

Era tan fantástico,
tan irreal,
que no podía pensar
que aquello no fuese
mas que un sueño.

Corrían por mi cuerpo
tales sentimientos,
tan real,
que casi podía
besar el viento.

Aun hoy recuerdo ese momento,
en que quede prendado
de aquella sonrisa tan bella.
Cabalgando sobre un potro blanco
ensimismado por ella.

El cielo
era siempre como un amanecer eterno,
siempre anaranjado,
brillante,
fugaz,
despierto.

Creí atisbar alguna nube,
mas solo debió ser mi imaginación,
pues estaba tan despejado
que casi podía ver tras el cielo.

No había bosques,
tan solo árboles,
aquí o allá,
pequeños,
grandes,
finos o anchos,
todos vivos,
todos florecientes,
rojos,
verdes,
naranjas o azules.

¿Era aquél lugar el mundo de las luces?

No divisaba el horizonte,
mas era incapaz de atisbar
el fondo de aquel lugar,
solo estuve unas horas,
pero quise creer
que fueron días,
semanas,
o años.

Allí todo escapaba a la percepción del tiempo.
De repente, oí mi nombre tras un montón de hojas,
cuando gire mi cabeza
todo se desvaneció,
tan pronto como apareció.


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #104
Poesía: #56

Pilares de la Vida – Henry J. White – 2005

Pilares de la Vida – Henry J. White – 2005

…. Un minuto de cordura decía, cuando todo lo que podía sentir o querer se le escapaba de las manos. Luchaba desenfrenado por ese futuro sin construir, esa casa que poco a poco levantaba y que tanto temblaba, sus pilares erguidos, apenas de un endeble material, apenas plástico, se mantenía ante la encarnizada lucha que tenia, hora tras hora, pensamiento a pensamiento.

Solo pedía un minuto, para calmarse y tener su futuro dibujado. Saber que era capaz, que todo estaba al alcance de sus manos, que nada de sus estudios fue en vano. Ni aquellos en los que tristemente se dijo.. eh fracasado. El viento rugía sosegadamente, al igual de fuerte que un huracán, levanta los sueños y amores de aquellas personas menos agraciadas por el caballero Don dinero.

Año tras Año, se preguntaba así mismo, ¿quien era?, ¿Cual era su objetivo allí?, ¿Porque fue enviado?, ¿y como debía luchar ante ese temor?, ante ese miedo, esa angustia, aquel pánico por su futuro. Por no aceptar la responsabilidad de vencer a aquello contra lo que luchaba, Siempre en vano, decidía huir, cobarde de si mismo, dejar atrás todo por ni siquiera confiar que alguna de entre tantas luchas debía ganar,pero apenas el creía que tan solo gano una lucha, y las demás oportunidades se le escaparon, mientras decidía que hacer con ellas, y así día tras día fue pasando el tiempo, demorando su incertidumbre, sus miedos, sus dudas, desperdiciando aquellas ocasiones que le brindaba el tiempo. Pero valeroso, su corazón luchaba fuertemente contra viento y marea, hasta que la propia inseguridad y desconfianza, hasta que el propio fuego de su vida, derritiera centímetro a centímetro, aquellos pequeños y endebles pilares, de su casa semi-derruida, … semi-construida.

Al mes siguiente, todo continuaba igual, se mantenía firme, orgulloso, pensaba que esta vez la voluntad ganaría, ¿pero era acaso su voluntad?, o tan solo ¿el propósito de esta?, sea lo que fuere, temía como siempre por su futuro, y ese mar de dudas, ese océano de inseguridad le daba tanto miedo, tanto pánico, que sabia en su interior, que acabaría cediendo, y volviendo a empezar… Tal vez, no empezar, sino aceptar el destino que tanto rehuía, tal vez ese era su objetivo …. fracasar…

¡No!, se decía a si mismo, era imposible, nadie en este mundo tendría tal objetivo, nadie jamás, tan solo caminaron el camino incorrecto, y algunos en cierto se dieron cuenta de su error y aun desandado ese camino empedrado no encontraron la senda de su futura felicidad.

Es que el mundo consiste en vivir, decidir y elegir, a veces bien, a veces mal…. pero si eliges demasiadas veces el mal camino, llegareis a un momento, en el que desandado lo malo, llegareis al punto donde creísteis errar, pero al elegir la otra senda puede que tampoco os complazca, y entonces habréis elegido el otro mal camino… así pues nunca estaréis seguros de que camino escoger, de si os equivocareis de nuevo, si lo se… es complejo… pero la vida es igual de compleja… Pero que hago si no relatar mi propia vida, mi propia existencia, una entre tantas, tantas como la mía.

Suerte y que algún día lo desandado nos lleve al buen camino, que nuestros pilares se recubran de acero y cemento, y nuestra casa, se convierta en mansión, que los sueños siempre nos acompañaran, junto con la conciencia, buena o mala, allí estará con nosotros el sueño… dándonos esperanza y fe… Suerte con vuestro huracán, que yo aun tengo que luchar demasiado


Corregida: 4 de Enero del 2017
Texto: #105
Poesía: #15